Bullying, acoso o intimidación estudiantil

Desde hace algún tiempo entró en la ola, o moda, el termino bullying con el que se refieren a lo que han dado por llamar fenómeno de intimidación o acoso estudiantil. Al cual hasta ahora, hace unos pocos años, han resuelto prestarle atención como elemento perturbador de las relaciones estudiantiles.

 

Está, pues, en manos de sicólogos y sociólogas el estudio de este hecho que existe en las escuelas y colegios desde hace muchísimos años.

Consiste en que un estudiante aparece como el chacho de la película y resuelve montársela a algún o a algunos de los compañeros, porque no es a todos. Sin lugar a dudas la selección tiene que ver con la manera de ser de la victima: tranquila, pasiva, fácil de atemorizar.

En los recreos, el acosador, se apropia de la merienda del compañero victimizado. Cuando éste lleva algún útil llamativo como cuaderno, lápiz, bolígrafo, lápices de colores, etc. se los quita. Actúa de manera sigilosa y procura, por lo general, no ser visto por los demás compañeros y menos por los profesores. Aunque en otras ocasiones lo hace abiertamente para demostrar su poder ante los demás.

Trata de imponer su voluntad sobre el acosado y llega hasta la agresión física cuando éste se resiste. Lo coge, como decían antes, de tambora, mientras los demás compañeros miran apaciblemente, dándose el caso de cerrar un círculo mientras aupan y festejan con palmas el hecho en que el acosador reduce a su victima al más bajo nivel de impotencia y humillación. Todos quieren congraciarse con el tirano. Es común que algunos se plieguen a él como sus compinches y actúen bajo sus órdenes como banda de villanos.

Estos tiranuelos son producto de una mala educación doméstica donde los padres reafirman en ellos la condición de prepotentes, de estar por encima de los demás, y esto es igual para ambos sexos. De esto resulta el niño atrapado en una situación de inseguridad que ante el temor de ser agredido, se convierte en agresor como manera de protección. En todo caso es una degeneración de una inadecuada inducción en el hogar.

Los maestros y profesores no se percatan de estos hechos y cuando son denunciados ante ellos no toman medidas ni los averiguan a fondo sino los consideran simplemente como: “Cosas de niños” o “Cosas de estudiantes”.

Hay que distinguir claramente lo que es acoso o intimidación de unos por otros a lo que es la confrontación física o pelea entre compañeros.

Hay una condición especial en estos “Chachos” y es que su poderío está centrado en el temor que han infundido en los demás. Todos se doblegan, todos le obedecen y le rinden pleitesía.

Pero hay una cura efectiva, igual que opera para todos los tiranuelos, que alguien se le pare firme y lo encare. Hasta ahí llegó el Chacho. Recuerdo que en segundo de primaria, en el Liceo del Caribe, un compañero más pequeño que yo me tenía acoquinado y junto a él, como villano acompañante, estaba otro tan alto como yo y acuerpado, pero era el chiquitín ese el que me jodía la vida todos los días. Un buen día, en el recreo, se me acercó y me arrebató algo que comía. Mientras él, mirándome con sorna, engullía golosamente aquella cosa le puse un recto de derecha en  la mejilla que se fue inflando como globo  mientras que el ojo izquierdo se le cerraba. Tomé impulso para darle otro golpe, pero el socio, el gigante, se acerco para separarnos, tan de malas que el puñetazo lo recibió él en la oreja y se fue al suelo.

Como suele suceder con estos bellacos que actúan en silencio nadie los vio hacer nada, sólo me vieron a mí lanzar dos golpes, lo que me convertía en agresor,  por lo que fui a dar a la rectoría para recibir el respectivo regaño y el castigo correspondiente.

Pero hasta ahí llego el Bullying conmigo. Es más, me convertí en defensor de algunos otros acosados, y en últimas termine haciendo buenas lías con esos bellacos, que pasado un tiempo dejaron de acosar a los demás compañeros.

Torre de papel samaria, el otro blog

8 pensamientos en “Bullying, acoso o intimidación estudiantil

  1. Muy bien hecho mi querido Joaquin Antonio. !asi se hace¡… yo tuve una experiencia parecida… pero no en el colegio… sino en la cuadra de la calle tumbacuatro. Me le paré al «chacho»… nos arrastramos un poco y no tuve la habilidad tuya para dejarle un ojo morado… pero igual se le acabó la bravuconería al típito y no volvió por la cuadra.
    Eso lo hemos sabido siempre… pero sólo cuando lo experimentamos podemos tener un verdadero deleite por haber «tenido los cojones» de confrontar a los cobardes en su papel de villanos. porque eso es lo que se comprueba… que son unos verdaderos cobardes.
    Bien… lamentablemente eso tiene un nivel mas alto… cuando desinteresadamente vemos como los corruptos se roban nuestro dinero de los impuestos y se dan la gran vida delante de nosotros… y no podemos concluir que se están llevando un parte que es mía y de mi familia y de mis vecinos y de todos mis grupos con los que me relaciono… y del bienestar general de la ciudad donde vivo.
    En este punto no se trata de dar unos puñetazos inofensivos sino de hacer uso de la inteligencia caribeña y crear un circulo de responsables al rededor de esa bella ciudad y hacer las cosas legales que haya que hacer pero con la entereza de un puñetazo limpio a «los acosadores» que tienen nombre y apellidos y están llevando a Santa Marta a niveles peligrosos.
    Buen trabajo amigo…

  2. Si, en efecto Joaquin, este fenómeno es producto de la falta de padres formadores y educadores que solo son comunicadores de conocimientos. Los valores terminan tan olvidados como los juegos que te entretenían en la calle de La Cruz. Qué tristeza, en esa época feliz todo adulto era un vigilante de sus hijos y los de los vecinos o conocidos y su reprensión era agradecida por los padres. Hazlo ahora y verás que te ganas un enemigo.

  3. Joaco con tu experiencia se podría formular: Enfréntate al problema.
    Lo que hemos debido hacer desde hace tiempo ante los políticos y empleados públicos corrúptos que nos han acosado desde siempre.

  4. Oye Juaco yo tambien sufri alguna vez esa flagelo habia un Guajiro alzao que se las montaba a todos en el curso y nos molestaba bastante a mi hermano y a mi hasta nos llego a robar la Historia Sagrada, pero un dia amanecimos con el apellido Robinson en la cabeza y nos fuimos dispuestos para el Colegio a enfrentarlo, mi hermano lo ataco con un lapiz y le le dejo partida la mina en la cabeza y con hondas lo levantamos a bolas de barro seco hechas de barro rojo de Bastidas y no se metio mas con nosotros al contrario nos cogio miedo.

  5. joaco que bien asi es esa experiencias hay que mostrarlas para que se tomen como practicas en los colegios, hay un dicho viejo que el chacho es chacho hasta que el cobarde quiere

  6. Ola juaquin Antonio, muy bueno tu comentario, este fenomeno siempre ha existido en las barras y a nivel de barrios, no recuerdo que en la época de bachillerato de nuestro curso tuvieramosmos ningún chacho, seria por la hermandad que mantuvimos, sí creo que en la epoca del Karuba y los Tigres fueron varios chachos y varios los enfrentamientos que tuvimos.

  7. A veces reflexiono que eso lo que hoy llaman “ bullying” es más que una moda impuesta, tanto el nombre como la propia actitud negativa en las relaciones humanas traídas – enviadas a través de los medios invasores – desde, y ante todo de la sociedad Norteamericana. Aunque por allá en los tiempos de Oliverio Twist de Dickens, ya había o se daba ese germen. Hasta el mismo «nombre» su uso en nuestros escritos ya es parte de la invasión cultural. No es la transculturización sino la falta de interés y respeto por nuestro idioma, tan rico y tan hermoso. No por lo que directamente aporto España sino por su gran mestizaje: árabes, romano, griego, visigodo (hebreo), vikingos y otras tantas lenguas como la fenicia, que hicieron camino al andar. Ese «joder», el querer ser el valentón de la cuadra, del colegio o de cualquier relación de grupo, se quita con el desprecio y la valoración que se tenga en la educación a partir del hogar. Cuando se envía a un joven al colegio, al momento de traspasar su umbral, ese centro educativo y su cuerpo docente tiene el deber y la responsabilidad de educar al joven para bien de la sociedad. Al retornar a casa es su entorno familiar quien debe velar por su educación. Yo todavía visito a los familiares de mis padres, esos que son tan viejos que creo que nunca van a dejarnos. Pero el consumismo también trae su veneno: la desesperación del joven por tenerlo todo y fácil, entre más rápido mejor. Y los grandes Medios de Comunicación «metiéndole» candela al fogón social para desarmar la cohesión humana de nuestros pueblos creando un consumismo salvaje, buscando empobrecerlo más y así serle más fácil dominarlo. Por último, ¿qué espera un joven actual si todas sus autoridades de gobierno son un mal ejemplo? Es el hogar – sus padres – quien lo debe direccionar y no dejar que lo invada la corrupción y la violencia. Entre más unidad y respeto en el hogar, a partir de la diferencia y la tolerancia, mejores ciudadanos vamos a entregar al país. Hay que unir ideales y valores para crear una sociedad sana y valerosa. Y eso está en la memoria y lucha de nuestros pueblos para no seguir siendo los modernos esclavos. Los serviles de las corporaciones.

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